martes, 24 de junio de 2014

Descubriendo la sensación

Es raro, en ocasiones pienso que la predisposición al exhibicionismo la traemos de nacimiento, en otras considero que es en base a lo que vivimos. Si tomamos en cuenta mi experiencia personal se podría decir que es lo primero, aunque cada quien podrá dar su punto de vista.

Recuerdo que cuando era niño me gustaba jugar un poco en solitario pero empezaba con ciertas tendencias a preferir estar desnudo en esos momentos, años más tarde siempre buscaba el pretexto de jugar a Tarzan para quedarme en puros calzones y salir al patio a jugar, a veces acompañados de mis primos (que honestamente no me hacia mucha gracia) y en el mejor de los casos con una de mis primas adjuntándose a la diversión, aunque a esa edad no se veía mucha diferencia de un cuerpo a otro.

Ya de adolescente fui cayendo más en las garras de sentir esa adrenalina propia de exhibirse, de forma de descuido al quitarme la ropa y dejar cortinas abiertas para que los vecinos (ok más bien vecinas) de los departamentos cercanos pudieran voltear a verme. Ese tiempo fue muy excitante sobre todo al darme cuenta que si lograban verme y disimulaban para no dejar de voltear de ver hacia donde estaba.

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